martes, 27 de agosto de 2013

Silencios cómodos.


Me gusta María porque sabe estar callada.

Y cuando calla no es un silencio ensordecedor, de esos que sientes la necesidad de romper con cualquier observación estúpida.

Wie die Vögel.



Qué raro me resulta ver tu cara en las fotos que te solía hacer. Se me hace muy familiar y muy ajena al mismo tiempo. Casi imposible, como imaginar el invierno cuando es verano, o al revés.

Tienes la cara que vio más caras del poliedro que soy.. y nunca saliste corriendo!

Ahora, que todo tiene su importancia, ni más ni menos, a veces recuerdo algunas de tus frases y me sigo riendo. Dicen que la risa es la distancia más corta entre dos personas, así que de alguna manera sigues cerca, aunque ya no sepa ni dónde estás ni qué haces.

Es curioso porque cuando dormías a mi lado había días que te sentía lejísimos.

Ya sé, son demasiadas cosas para teclearlas aquí. Pero oye, que me alegro de haberme cruzado contigo, de haber crecido juntos, de habernos podado las ramas.


lunes, 26 de agosto de 2013

La sala de espera de la vida.



En la vida hay momentos que destacan y momentos que no. Supongo que esto sirve para dosificar la emoción y también para tener tiempo de asimilarla. Como diría el Hombre Gato, ingerir no es lo mismo que digerir, y como yo engullo como un pato, tengo unas digestiones cognitivas muy largas y pesadas.

Miro para atrás y veo muchas Ángelas, solas y acompañadas. No me reconozco en ninguna. A las de más lejos las veo ya hasta desenfocadas. Es extraño porque aún recuerdo lo mismo que ellas. Lo que vieron, lo que tocaron y sintieron. Me alegro de que se lo hayan pasado bien, pero me pregunto cuándo vendrá una Ángela nueva que sí sea yo.

La estoy esperando aquí, en la antesala de su propia vida. Como un repartidor de comida rápida que se queda en el recibidor mientras te alejas por el pasillo a buscar tu cartera. O más bien como el espectador que llega demasiado pronto al cine. Mira sus palomitas, come una, todavía está crujiente, mira las demás deseando que no se le enfríen, que apaguen ya las luces, que empiece ya la peli.

-Me aburro -digo, levantándome de mi asiento no numerado-. No pienso esperar.

Sacaré provecho a estos momentos de sala de espera. Estos momentos de ascensor de rascacielos, de pausa publicitaria de Antena3.

miércoles, 21 de agosto de 2013

La fidelidad de un gato.



Este concepto se suele asociar a los perros, pero yo discrepo. Cuando un gato es fiel, lo es de verdad. No intervienen correas ni pedestales. Un gato está contigo por una sola razón: que le apetece.

Yo no quiero a mi lado un perro, que no tiene ojos más que para su amo. Prefiero la compañía de un gato.

Que decida él estar cerca, que le interese, que le compense cada rato que esté.

Que se vaya cuando le deje de compensar. Libremente, siempre que quiera.

Pero cuando quiera volver, que vuelva. Que no se pierda, que no sea perro.

sábado, 17 de agosto de 2013

Hermano, ¿quieres una moneda?



Anoche estaba con unos amigos en la terraza de un bar, compartiendo un buen rato. De repente, por mi derecha, apareció una mano oscura y arrugada que sostenía unas pocas monedas. Miré la mano con la misma cara que si en vez de monedas hubieran sido caramelos, dije.. ¡gracias! y cogí una.

Entonces me giré del todo y la vi. La señora que había pegada a la mano era aún más oscura y más arrugada que la propia mano. Me miró con sorpresa, sonrió enseñando sus pocos dientes y se fue.

Habrá quien después de leer esto se piense que soy una impresentable, pero yo no lo veo así. Todos damos algo a cambio de otra cosa. Esa mujer vive probablemente de dar lástima a los demás, un poco de lástima a cambio de unas pocas monedas con las que comprar comida para llegar a mañana. Y así día tras día.

Pero ayer no, ayer se dio un capricho: se gastó una moneda en una sonrisa.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El fin del mundo.




El otro día me tocó ir a una boda trasatlántica. Era aquello un muestrario de personajes fuera de lo común.. con magos y de todo. Pero de todos los trucos de magia que vi esa noche, el que más me impresionó no iba de cartas. Tampoco de monedas que salen de orejas, no.

Con ánimo de sonar cursi, pero no cursi rosa pastel, sino cursi azul eléctrico, verde prao, amarillo canario, rojo amapola y de todos los colores chillones del espectro electromagnético, diré que el mejor truco de magia, el más increíble de todos, era la complicidad sin límites entre Lu y Jotapé. La complicidad entre dos personas dispuestas a dejarlo todo y tirarse.. no a la piscina, ¡sino al jodido océano! con tal de estar cerca de su persona favorita.

Para una tipa como yo, por cuyas venas en lugar de sangre corre ácido cínico, encontrarse con un amor verdadero cara a cámara tiene un efecto violento e impredecible. Porque, querido lector, estos dos individuos son la prueba viviente, bailante y besante de que sí se puede, de que existe la felicidad para dos. La mayoría de nosotros nunca la llegaremos a conocer, y muchos otros cuando la encontremos nos acojonaremos y la despreciaremos, la disfrazaremos de otra cosa, la emponzoñaremos hasta que quede hecha un guiñapo, desteñida y rota por los puños. Nosotros, los cobardes.

Así que me disculpo con vosotros, pareja de valientes, porque no saben mis periféricos ni mis programas de ordenador reproducir los rayos de colores que salen de vosotros cuando estáis juntos. Porque me apabulláis con vuestra energía y me siento muy pequeñita cuando estoy yo sola en mi casa y os miro a través de mi pantalla.

Os diría que fuerais felices y comierais pitu de caleya con guacamole, ¡pero no os hace falta! Y como México y España siempre fue un buen combo, me despido con esta canción, porque no podía ser otra.

Pinches cabrones.. qué buena onda con ustedes!



martes, 13 de agosto de 2013

Vuelva usted ayer.



Que hoy he vuelto a soñar con cadáveres. Que cada cosa que veo la odio, y cuando me pasa esto me gusta mirarme al espejo.

Ahora haga el favor y cállese, porque si pretende soltarme mierdas de libro de autoayuda se le pone a Usted cara de saco de boxeo.