lunes, 16 de febrero de 2015

Emoción de censura:



Procedimiento a través del cual el cerebro exige al corazón la sustitución de un sentimiento de malestar por otro más útil.

jueves, 12 de febrero de 2015

Limpiapipas.

Hoy, por primera vez desde que mis abuelos no están, he ido a su antigua casa. Está en proceso de vaciado, polvorienta, decadente y húmeda. La clase de humedad que hay en una casa asturiana en la que hace mucho tiempo que no vive nadie. Una humedad que se iría después de dos o tres chimeneas y entonces ya no olería a humedad y olería a casa.

La imagen mental de colores cálidos y saturados que guardaba de mi niñez en aquel sitio, con árboles, gatitos y un columpio, no se adapta nada al montón de escombros, los desconchones y las malas hierbas que me encontré hoy.

Dicho esto, supongo que se entiende que me haya entrado la nostángela y haya empezado a meter en una bolsa todos los tesoros que iba encontrando que todavía estaban en buen estado. Una churrera, un parchís, un reloj de pared, una tetera, un espejo enorme redondo con el borde de plástico amarillo.. y las pipas del abuelo.

¿De verdad ibais a tirar las pipas del abuelo? Todas colgaditas alrededor de una caja de cuero con tapa que sirve para guardar el tabaco. Cuando era pequeña me gustaba mirarlas y colocarlas, incluso tenía una favorita.. esta misma que tengo delante. Aunque no sabía muy bien lo que era, sabía que no era para niños, y fantaseaba con alguna vez ser tan mayor y tan sabia como el abuelo para poder usarlas.

Ya en casa, me he puesto a revolver entre las cosas con las que mi sobrinos juegan buscando un limpiapipas. Llevo toda la vida usando estos chismes para cualquier cosa menos para limpiar pipas.

Voy a limpiar esta pipa y fumaré en ella (aunque todavía no sea tan mayor ni tan sabia) mientras pienso en mis abuelos que ya no están.


En los cuatro.. aunque hoy solo le haya robado a uno.





miércoles, 4 de febrero de 2015

Demonios internos



Quisiera conocer todas las palabras para poder explicarlo.

Pero las palabras solo aparecen cuando estoy en contacto con los demonios, esos que te acechan por detrás y te respiran en la nuca y te susurran que eres feo e idiota y te meten tanto miedo que eres incapaz hasta de levantarte de una silla.

Ahora mis demonios están de vacaciones. No sé si volverán, yo espero que no.

No me había dado cuenta de todo el espacio que ocupaban, ahora mi cerebro es un resort de vacaciones en invierno. Sofás vacíos, habitaciones enteras vacías, pasillos, escaleras y calles, todo vacío. No se ha quedado ni el recepcionista.

¿Y dónde estoy yo?

Soy una ciudad fantasma.

Lo que pasó en realidad..