lunes, 21 de marzo de 2016

No pasa nada


Según la Primera Ley de Newton, todo sistema mantiene su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme a menos que se ejerza una fuerza externa sobre él.

En clases de Física te explican esto con una caja de la que salen flechitas dentro de un eje cartesiano, pero deberían aclarar que se aplica también a la vida, no solo a los cuerpos.

En soledad, sin influencia externa, el rozamiento con el entorno termina apagando tu inercia. Si tus esfuerzos no son en todo momento superiores en magnitud a ese rozamiento, tal vez mantengas tu velocidad, pero lo más seguro es que te acabes parando, nunca acelerarás ni cambiarás tu trayectoria.

Esto se contradice con las pamplinas que se suelen oír sobre que uno es el único capaz de cambiar su propio destino y todo eso, pero yo soy más de Newton que de Thích Nhất Hạnh.

Necesitamos factores externos, necesitamos atracciones, roces y choques para salir de la tediosa línea recta.

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