jueves, 5 de diciembre de 2013

That's bright!



Últimamente he observado que siempre que el día empieza bien, acaba mal. Y viceversa.

Creo que entiendo el motivo: cuando me despierto de buen humor, estoy TAN de buen humor, derrocho TANTA energía, que me vuelvo corrosiva, ese estado me consume y la bajada es brooootal.

Así que ayer, cuando me desperté descansada, media hora antes de que sonase el despertador, y subí la persiana y el sol me dio en la cara, y saqué esta foto, y no me gustó mucho pero expresaba mi estado de ánimo y me bastó con eso, y me hice un zumo de naranja, un café con leche y un sangüics, y salí a desayunar en la terraza, sin prisa, con un libro y un cigarro.. pensé "qué de puta madre todo, hoy sí que me siento bien", y de repente me invadió el terror, "¡un día que empieza tan bien tiene que terminar de una forma horripilante!".

...

Querido extraño que está leyendo esto, tal vez a ti te parezca ridículo este razonamiento, pero para mí no lo es:

Desde siempre, la mayor parte de mi vida la pasé experimentando muy intensamente todas las emociones, sin pretenderlo, solo porque no sabía hacerlo de otra manera. Iba convirtiendo cada pequeña alegría en euforia y cada pequeño fracaso en angustia. Siempre a tope. Viviendo a borbotones.

Resultaba caótico.

Después, durante unos meses, me concentré solo en los fracasos. Los contemplaba con tanta atención que no podía ver nada más. Nada era nunca suficiente, todo era siempre demasiado, y así.

Resultó catastrófico.

Hace poco hubo un punto de inflexión. Digamos que toqué fondo, y no sé si tú lo has tocado alguna vez, pero está bastante duro, te lo digo yo. Todas las pocas veces que lo toqué, en seguida me planteé seriamente cuál sería mi próxima estrategia para asegurarme de no tener que repetir la experiencia en una buena temporada. Esta vez, mi conclusión fue que tal vez debería apaciguar todas las emociones, y así no acabaría conmigo toda esa intensidad.

Pero qué aburrimiento.

Ahora, quiero decir, anoche, después de que el día fuese de bien en mejor, mandando al garete mi teoría agorera matutina, se me ocurrió que solo me faltaba un método por probar.

Es lógico cuál, ¿no?

En realidad, siempre lo supe. Solo que esta vez casi me parece hasta posible ponerlo en práctica.