miércoles, 30 de octubre de 2013
Los pies en el suelo.
A veces sueño que vuelo.
Siempre suele ocurrir de la misma forma. Voy caminando por el escenario de mi sueño y empiezo a correr muy despacio, alargando los pasos cada vez más, hasta que me doy cuenta de que no necesito posar los pies.
Como si la gravedad fuese un límite autoimpuesto y me hubiese liberado de él. Como si fuese capaz de librarme de cualquier cosa.
Como si fuese capaz, repentinamente, de ponerme a tocar el saxo o hablar chino con soltura. De abandonar el suelo, dejar que mi cuerpo de carne quede hueco, cerámico y estático anclado en la superficie y evaporarme hacia arriba, hacia la inmensidad. Capaz de cualquier cosa.
Como si nunca hubiese habido suelo y de pronto recordase que lo llevaba inventando toda la vida.
lunes, 28 de octubre de 2013
Lo que nos hace humanos.
Solo recibí esas palabras, y automáticamente mi cerebro de lunes localizó cada archivo de audio que ha ido grabando a lo largo de su vida acerca de este tema y me los reprodujo todos a la vez, de manera que no entendí ni una sola palabra, pero sí comprendí que son muchas las cualidades que se suelen considerar propias y únicas de los humanos. Nuestra esencia, el quid de nuestra cuestión.
Entre ellas, la creatividad. Pero también la empatía, la imaginación, la capacidad para hablar, para resolver problemas, la ética, la sensualidad.. Todo cualidades positivas, qué curioso.
Sin embargo, yo opino que lo que nos hace humanos no es nada de esto. Ser humano es ser ruin, insostenible, mezquino, destructivo, vicioso y venenoso, para ti mismo y para los demás. Son las únicas cualidades humanas genuinas, que no encuentro en ningún otro ser vivo. Todo eso es nuestro y de nadie más. Lo que nos hace humanos es la guerra, la envidia, la frustración, la destrucción, la crueldad, la imposición de reglas arbitrarias.
Pero somos animales y podemos romperlas. Debemos romperlas, al menos de vez en cuando. Para mí, no hay nada más divertido ni que cause más placer que romper reglas. Llámame hedonista si quieres, me da igual, pero es que yo no le veo sentido a una vida sin placer.
A lo mejor es ahí donde se convierte el animal en humano. En el placer. En la capacidad de sentir placer sin otra pretensión, o de provocarlo. El placer por el placer.
Joel: El sexo debería ser salvaje.
Maggie: ¿Salvaje?
J: Sin reglas, y libre. Somos animales, ¿no? Al final, básicamente, todos somos lobos con piel de cordero.. Siempre quería más.
M: ¿Más?
J: Sí.. No la frecuencia, no me refiero a la frecuencia (aunque también sería estupendo), pero.. yo quiero más intensidad. Quiero poder salir de mí, fuera de mi piel.. ¡Quería que el sexo fuera como arrancar la vida de las fauces de la muerte!
M: ...
J: ¿Está bien?
M: ¿Por qué?
J: Estamos a bajo cero y está empezando a sudar.
Doctor en Alaska, 2x01
miércoles, 23 de octubre de 2013
La parte visible.
A veces hablan más de mí las cosas que no hago, las palabras que no digo, los besos que no doy.. Y sobre todo las fotos que no saco.
Todo esto, claro, no forma parte de mi carta de presentación. Porque no se ve, porque está enterrado, hundido, a muchos metros bajo la superficie. Esto lo hace más difícil de percibir, primero para los demás y al final casi siempre para mí misma.
Nunca es tan obvio como pueda parecer el verdadero motivo que hay tras un acto descarado.
Para algunos puede resultar difícil de imaginar que, debajo de esa parte visible, haya todo un iceberg descomunal, asimétrico, rocambolesco, que sostiene mi peso y me mantiene viva a través de algún tipo de equilibrio desordenado.
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