sábado, 7 de marzo de 2015

Shame on me



Creo que en ocasiones actúo como un imán porque de alguna manera atraigo a las personas.

Yo nunca tuve dirección, mis movimientos se definen más bien por el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Sin embargo, la gente se acerca a mí en cuanto entra en mi radio de acción.

Me gusta cuando se acercan porque lo hacen con aceleración constante, pero luego chocan, chocan sin parar, porque yo no tengo dirección definida, solo deambulo imprevisiblemente dentro de mi esfera difusa.

Y ellos tampoco tienen dirección, solo se dejan guiar por su atracción hacia mí. Un vector que no apunta a ningún lado.


Yo ni siquiera me había planteado que esto ocurría.
Tampoco lo deseaba ni lo deseo ahora.
Pero recuerdo cómo era sentirse bien y quiero eso.
Solo eso, ni otra cosa, ni menos que eso.


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